Crónica de Alejandro Darias Mateos
Ronda 7: AGUSTÍ “B” 2 – TORREBLANCA 6
CATEGORÍA PREFERENTE BARCELONA, GRUPO IV
¡Primero de los tres matches para el ascenso conseguido! Por tanto, está clarísimo que el encuentro de la octava ronda que sostendremos el domingo que viene contra el Peona i Peó “C” será un encuentro de rivales directos para el ascenso. Está bastante claro que si conseguimos vencer al rival más duro de todo el grupo, lo tendremos todo a favor para visitar al Gavà en la última ronda, que a priori es el rival más puntuable del cuadro. Aunque en ajedrez uno jamás puede confiarse en absolutamente nada, y ejemplos hay de sobras para ilustrar este axioma.
En todo caso, para ser un equipo que marca siempre la permanencia como objetivo, encontrarse con el tremendo regalo de que haciendo 2 de 2 en las últimas dos rondas, se asciende a Segunda Catalana, el match que marcará el devenir de la temporada que viene será de los que hacen afición, con nervios, tensión, con cosas decidiéndose por detalles. Esa profilaxis tenida en cuenta 10 jugadas antes, ese peón comido que no se tenía que haber comido, ese confiarse con ventaja material descuidando el rey…¡todo va a contar!
Pero la semana que viene.Y hoy, en un día lluvioso por Barcelona, tocaba la siempre agradable visita al Agustí, un club afincado en pleno centro de Barcelona. Como en el mítico local de la Calle Picalquers, decorado con multitud de discos e imágenes del rock (un paraíso para los melómanos como yo, que flipan al entrar en un club de ajedrez presidido por el Abbey Road de The Beatles), no había literalmente sitio para los 3 equipos del club, utilizan el salón de actos del Centro Gallego de las mismas Ramblas de Barcelona, un santuario que respira gastronomía por los cuatro costados, vamos, que nada más empezar a jugar la ronda ya se podía entrever el olor a empanada gallega, calditos, toques de marisco y ese aroma que despierta el hambre del más saciado.
Para más cuadratura del círculo, allá a finales de 2009, estuve en ese mismo salón de actos presenciando una exhibición de panderetada gallega que aún tengo en la memoria…¡quién me iba a decir que volvería, esta vez como jugador, a visitar ese lugar desde el cual, por cierto, se ven las traseras del Palacio Güell de Antonio Gaudí en una perspectiva a salvo de turistas. Claro que yo parecía ser el único interesado en las volutas de trencadís y la forja de los hierros del maestro para quitar…hierro a la tensión. Gaudí forma parte del paisaje natural de Barcelona que pasa desapercibido a todos y en la actualidad probablemente sea más pasto de selfies para instagrammers y turistas. ¡Qué cosas!
El match empezó con un gol tempranero del delantero Albert Padrós, que en una horita despachó a su rival y marcó la tendencia a seguir. Un rato largo después, Javier Luengo certificaba el 2 a 0 tras ganar pieza en una inclusión directa a su retaguardia. Hubo cierto interés por si el del Agustí “B” sacaba petróleo con una serie de jaques interminable, pero con el típico truquito de coronar o te dejas la torre en el jaquecito para ganar el peón, se firmaron planillas. Luis López tenía que abandonar un final de caballo contra alfil en el que, como había peones en ambos flancos, el alfil suele ser superior, colocando el 2 a 1.
Sin embargo, de las cinco partidas que restaban, había noticias francamente buenas. Tres eran ganables, la cuarta era de 1X2 (la de David Julià contra el ex torreblanquí Felix Montero) y la de Daniel Montoya parecía que se podía perder, con peón de menos y encima ataque en contra con piezas pesadas. Por tanto, un 3 a 2 probable, con un final de 5 a 3 a favor nuestro. La primera de las tres ganables cayó de nuestro lado, y lo crean o no, fue la mía. Logré colocar un cilindro teórico que he testeado centenares de veces en lichess o similares (vamos, en partidas rápidas de internet). No es que quedase mejor en la apertura ni mucho menos, pero conseguí cargar algo de tiempo a mi rival Rull en una posición que bien mirada, era de ligerísima ventaja para él. De hecho, en la jugada 10, ya estábamos jugando un final de torres y alfiles en el que yo tenía peones doblados con una columna abierta a cambio. Esa columna abierta demostró ser más cosilla porque pronto pude ganar un peón, más tarde otro, simplificar alfiles y una torre, y al final certificar el 3 a 1 cuando mi entrada en campo contrario era inevitable. Suerte que tenía siempre una posición familiar sobre el tablero, porque durante toda la partida tenía la sensación de escuchar un ligerísimo pitidito de frecuencia muy alta. Al principio creía que tenía tinnitus constante y me asusté (a veces me zumba el oído derecho sin razón aparente), pero luego comprobé que saliendo de la sala, ese pitidito tal vez imperceptible para muchos, desaparecía. ¿Alguna luminaria o sistema eléctrico? Ni idea.
Montoya lograba tumbar mis presagios sobre su partida, equilibraba el material de desventaja y amenazaba jaques continuos con la dama, y su rival pidió tablas, tal vez viendo que su peón pasado en quinta no sería suficiente para parar la avalancha de jaques. Aunque un peón pasado en un final de damas y peones siempre cuenta más que material de más…esto lo aprendí de los grandes vídeos de YouTube del Maestro Internacional Michael Rahal, que no puedo sino recomendar a cualquier ajedrecista. 3,5 a 1,5 y Julià entonces me preguntaba si hacía tablas, porque las tenía a mano. Miro su tablero y veo una locura con dos peones por bando a punto de coronar, reyes a punto de recibir mate, todo cogido por pinzas…cuando me repuse, le dije “como lo veas, tenemos dos partidas que se pueden ganar”. Julià se clavó diez minutos y decidió hacer jaque continuo. 4 a 2 y el medio punto asegurado. Aunque yo creo que era para poderse salir a la terraza a admirar a Gaudí porque me estuvo diciendo durante la semana que era alérgico al marisco.
Finalmente, el programa acabó con sesión doble. Jorge Muñoz decidió hacer una entrega de esas especulativa en f2 que a mí me pareció buenísima y que el módulo después calificó como prematura. Sin embargo, los humanos no somos módulos y la secuencia derivó hacia una clavada de dama que yo pensaba que era inevitable. “Si este hombre vio toda esta variante, es un genio”, le comenté a Javier Luengo, maravillado por lo que estaba observando en el tablero en directo. 6 de 7 partidas, ¡lo de Erling Haaland se queda corto!
Con el 5 a 2 se certificaba la victoria y la enorme sonrisa en nuestras caras, que ya estábamos especulando con el match de la semana siguiente contra el Peona i Peó. Y la guinda del pastel la puso Aymerich, ganando por tiempo una partida en la que siempre estuvo superior, primero con peón de ventaja, luego con ataque y al final con pieza a cambio de contrajuego de su rival, que mientras evaluaba la defensa, vio cómo se le colocaba el 00:00 en su reloj y certificaba él mismo la derrota. Yo respiraba aliviado, porque no me gusta la versión nueva del reglamento que permite a los delegados cantar “bandera”, y eso que en 2007, como delegado del UGA C, sin saber nada de eso, ni siquiera sin saber nada de cómo ser delegado, canté una bandera cuando no se podía hacer en partidas ajenas…
El próximo domingo 13 de Marzo puede ser un gran día. Rectifico. Será un gran día. Porque pase lo que pase, habremos llegado a la ronda 8 dependiendo de nosotros mismos, no para salvar la categoría, ¡sino para ascender!