Match contra el Canet que había que vencer si se quería seguir aspirando a todo y, por supuesto, certificar la permanencia. Para mí, Canet de Mar siempre estará asociada al festival de música rock multitudinario celebrado allá por el año 1975, inspirado en la cita de Woodstock de 1969, con artistas como Jaume Sisa, Maria del Mar Bonet, la Companyia Elèctrica Dharma o el recientemente fallecido Pau Riba como cabezas de cartel. Entrando en el ajedrez, los análisis previos demostraban que los del Maresme habían repetido alineación tres veces y en la cuarta, habían variado solamente un tablero, así que salvo sorpresa mayúscula, todo el mundo se podía preparar a la carta. Éramos superiores en Elo en todos los tableros en esta ocasión, pero durante la semana ya se comentó por el WhatsApp que ni hablar de confiarse, porque la confianza perdedora, tal como la denomina el MF Alfred Rosich en su libro “Cómo llegar a ser maestro de ajedrez”, es la causante de millones de puntos perdidos ante contrincantes sobre el papel más asequibles.
El primero en acabar fue Jorge Muñoz, repartiendo el punto en un final de torres y peones con Agustí Infiesta que parecía que quien quisiese arriesgar, pudiese perder. Como dice Francesc Domenche del Torrenegra, “Botwinnik decía que después de una derrota, hay que hacer unas tablas”. Jul adelantó al Torreblanca tras conseguir material decisivo frente a Cándido García. Yo coloqué el 2,5 a 0,5 a nuestro favor ante Andreu Sánchez tras haber salido vivo de una apertura muy agresiva jugada por mi contrario que, por fortuna, había ensayado mucho en Internet, probando distintas defensas con negras hasta que después de numerosos roscos, le pillé el tranquillo. También ayudó, y mucho, que el capi Iván Cano me jugase años atrás esa línea en un torneo activo en la Ciudad Cooperativa de Sant Boi y en el postmortem de después de haberme ganado, me explicase rápido algunas cosillas de la línea. Esto es un consejo que humildemente doy a todos cuando se analice con un ajedrecista que es mucho mejor: escuchar y aprender. Volviendo a la partida, a pesar de que sacaba 200 puntos Elo a mi contrincante, éste jugó gran parte de la partida con energía y realmente tuve que concentrarme para poder ganar con una buena defensa y luego un par de temas tácticos. Y eso que, volviendo a la música, durante gran parte de la partida estuvo la canción “El que val la pena de veritat” de Els Pets, en la que se narraba un accidente aéreo desde el punto de vista de uno de los pasajeros del propio avión, rondando incesantemente por mi cabeza. En fin, recuérdenme que tengo que pedir cita con mi psicoanalista. No con mi analista.
Bernat Fuertes, estando mejor pero con su rey algo destapadito, caía en un truco táctico de mate frente a Gabriel Ruiz después de haber tenido la oportunidad de ganar un peón y se recortaban distancias momentáneamente . Cada vez que alguien pronuncia la frase “ganar un peón”, recuerdo la escena de la película “En busca de Bobby Fischer” en la que un lobo de torneos, puro nervio, le dice a Bruce Pandolfini “lo estoy haciendo pensar, quizás pueda ganar un peón”. Salto del Manhattan Chess Club de Nueva York a Hospitalet de Llobregat, recuperándose el +2 de ventaja con la victoria de Padrós a José Ramón Pacheco tras haber metido los peones de e y f en la cocina contraria, con el rey rival en medio de fuego cruzado. 3,5 a 1,5.
El resto de partidas restantes no arrojaban una sola posición inferior. Todas estaban con ligera ventaja e incluso alguna, con ventaja casi decisiva, con lo que el match, salvo catástrofe, se acabaría decantando en dos o tres partidas. Josep Lluís Fernández certificaba su peón de más en un final con muchas piezas contra Ángel Maynat, jugado desde casi la apertura y Julià hacía valer también un peón de más en otro finalito de torre y caballo contra José Antonio Maynat, hermano del anterior, con lo que se validaba la victoria del equipo. El resto de partidas fueron muy interesantes, ya vistas por el puro placer de observar ajedrez desde la barrera. Flores estrenaba victoria en la Lliga Catalana contra Josep Maria Moreno, haciendo valer su calidad de más y un peón moto de a. Previamente la posición había estado cogida por alfileres con varios temas de clavada combinados muy estéticos, disfrutables desde fuera pero que hay que tenerlos puestos para jugarlos porque cualquier jugada intermierda te tira el chiringo pal piso. Cuando los relojes de ajedrez aún eran de cuerda y los digitales eran más irreales que el Var en el fútbol, recuerdo haber jugado contra Josep María en un territorial de Barcelona y fue la única partida lenta de mi carrera de la que no pude reproducir el final, ya que había dejado de anotar porque antes no se jugaba con incremento de tiempo.
Precisamente el día en el que le iba bien finalizar antes, acabó casi a la hora de la paella. La Ley de Murphy. Se tenía que ganar para seguir la estela al ritmo del líder Calldetenes, que lleva 5 de 5. Certificada la permanencia, ahora toca jugar la Lliga Catalana de números gordos. Gerunda B, Ateneu Colon B, Guixolenc y Calldetenes como plato final demostrarán si se aspira a cotas más altas o a certificar una temporada con la satisfacción del nivel cumplido. Nosotros creemos que hay que pedírselo todo. En teoría – y en ajedrez insisto en que las distancias se reducen mucho a golpe de imprecisión o error -, 3 de los 4 equipos rivales que nos quedan están en la pomada de ascenso o Promoción a Primera. En Girona hay una gran oportunidad, así que toca preparar bien el match.