RONDA 2, LLIGA CATALANA D’ESCACS (SEGUNDA DIVISIÓN BARCELONA)
TORREBLANCA 2,5 – MOIÀ-MOIANÉS 7,5
Hay que tirar de hemeroteca para presentar este match, y es que ambos conjuntos, con los roles de local y visitante cambiados, nos enfrentamos entre nosotros hace cinco años, una categoría por debajo – Preferente de Barcelona -, y en la Ronda 3. Si miramos las alineaciones de entonces y las de ahora, en el Torreblanca seguíamos en el primer equipo Albert Padrós, Jorge Muñoz, David Julià y yo mismo (4 jugadores); y en las filas del Moià-Moianés, Lluc Basora (2 normas de Maestro Catalàn), Miquel Fabré (Maestro Catalàn), Jaume Simon (1 norma de Maestro Catalán), Joan Mach y Sebastià Renom. Más datos curiosos: en esa época yo era el quinto tablero, en este match, el décimo. Padrós, estaba el segundo tablero, el pasado Domingo el séptimo, Jorge pasaba del cuarto al sexto tablero y Julià del séptimo, al octavo.
No hay que romperse la cabeza. No hubo realmente oportunidades claras de sacar algo en este match. Es cierto que parecía, transcurridas las tres horas de juego y tras cuatro partidas con resultado positivo, que podíamos aspirar a empatar el match como mínimo. En efecto, tres tablas y una victoria colocaron un 2,5 a 1,5 momentáneo en el match que dibujó en la cara de todos los torreblanquinos la sonrisa de la esperanza. Flores ratificaba su bien momento de forma entablando con el MC Fabré en un final de torres que, salvo enloquecimiento por una u otra parte, sólo podía acabar en empate. Lluís Pérez también sumaba otro medio punto más, aunque en esta ocasión no pude ver cómo fue la partida, y es que para este Por Equipos, preparación teórica aparte, que siempre se supone, me he propuesto no levantarme a la mesa salvo lo imprescindible. Siempre era de esos jugadores que se levantaba cada pocas jugadas, y así no se aprovecha el tiempo del rival. Esta costumbre tiene valedores y detractores, los primeros dicen que el cerebro tiene que airearse, que fijar la vista en el tablero tanto tiempo puede obnubilar; los detractores dicen que levantarse tanto de la mesa distrae, ocasiona errores, lagunas de concentración, y si encima eres de los que se pone a hablar con cualquiera que te encuentras, peor. Padrós, después de una posición en la cual las piezas menores del rival presionaban su enroque, lograba simplificar todo y encaminar a otro final de torres tablífero, y entre medio, yo vencía a Gerard Morros tras una partida que no fue precisamente para llamar a casa y en la que especulé demasiado en la transición de apertura a medio juego. Mi rival entregó un peón con avance temático f5 en busca de atacar debilidades y enroque, pero escogió un plan más inocuo: en vez de presionar un peón aislado, montó el tren Dama+Alfil en h6 para cambiar mi homónimo en fianchetto. Tuvo cierto ataque, pero defendí sin demasiados apuros e impuse el final con peón de más.
Y a partir de aquí, seis ceros seguidos. Cierto que algunas partidas pintaban mal, como la de Alberto Jul contra Lluc Basora con pieza por dos peones y poca compensación; o el final de caballo contra alfil y peón de menos de Lluís Fernández contra Jordi Graupera que derivó en un final de peones esta vez imposible de atracar, pero en las otras cuatro había ciertas posibilidades, así que se podía contar con que ese minimatch de 4 partidas se sacasen 3 tablas y una victoria para equilibrar el match. Por tanto, con el 2,5 a 3,5 hecho realidad, las armas quedaban a merced de la retaguardia. Empezamos por José Ramón Aymerich, que fue a jugar entre algodones y aguantó una mastodóntica partida en la que, tras estar en posición perdida, su rival se confió y pensó que pegaba mate. Jugó el presunto jaque mate, miró a nuestro jugador, y cuando éste respondió zampándose el alfil sin defensa, evidentemente se quedó pálido. Jugadas más tarde caía en red de mate, pero allí no tuvimos suerte, porque José Ramón no vio la secuencia obligada y dejó que un jaque de torre zampase el peón que encerraba al rey en la cuevecita eterna. Visto esto, Julià entregaba pieza por imponer el temible binomio caballo+dama al descubierto rey rival, pero el rival Xavier Benet se defendió con precisión sorteando todas las trampas y acabó imponiéndose con la pieza de más. Josep Maria Sorroche, en una posición de cadena de peones muy curiosa, entregaba pieza por destruir esa cadena de peones y poner al contrario, el Maestro Catalán Ricard Morros, contra las cuerdas. Y estuvo achuchando durante muchas jugadas con juego combinatorio, pero el de Moià se defendió bien y logró llevar su barco a buen puerto.
Abro un inciso, y es que en un torneo de rápidas de 2008 en Terrassa, me tocó en quinta ronda con precisamente Ricard Morros, y recuerdo que tuve que ir justo en la hora de la partida a renovar el tiquet del parquímetro corriendo para evitar la multa cortesía de la ciudad egarense. Con la lengua afuera, llegué a la partida segundos antes de perder por tiempo y tuve que jugar con el incremente de 3 segundos todo el rato frente a un titulado, no la mejor manera de disputar nada. Cierro inciso.
Finalmente, Jorge, en una posición equilibrada, se tomó con la pieza equivocada y tuvo que inclinar el rey. Yo interpreto este match como un aviso de que hasta la última ronda tenemos que disputar cada partida como si fuese la última, y que cada punto puede valer su peso en oro en desempates. Mejor que venga el mal resultado ahora, aún a tiempo de corregirlo con creces en las siete rondas restantes, en un grupo en donde la igualdad está presente. Tres equipos con 0 puntos, cuatro equipos con 1 punto, tres equipos con 2 puntos.
Próxima parada, contra el Peona i Peó C en el Centro Cívico del Mas Guinardó, en el que he estado dos veces en los últimos años…pero ¡para disputar campeonatos de speedpuzzling! Ya ahondaré sobre esto la semana que viene.